Este OneShot es de un RikuSora que envié a un concurso de Fics en el poblado de Selyei x3 A ver si os gusta kuskus xD
Memories
Queramos o no queramos, el amor llama a nuestra puerta, y de la manera más imprevisible que existe. De pequeños jugamos con todos los demás niños, unos años después aborrecemos todo lo que tenga que ver con el sexo opuesto y, entrada a la adolescencia, no hacemos más que pensar en chicos o en chicas, y se nos hace muy difícil conquistarlos pues no entendemos su forma de pensar. Pero... ¿qué pasa cuando la persona de la que te enamoras es de tu mismo sexo?
El viento movía las olas del mar de aquella paradisíaca isla, rompiendo en la orilla y acariciando la planta de los pies de un pequeño niño peliplateado. Riku cerró los ojos, disfrutando del sonido de las olas al romper. “Esta isla no está mal” pensó, “pero preferiría vivir en otro mundo”.
Respiró hondo de aquel aire y suspiró profundamente. Justo cuando pensaba que no podía estar más tranquilo lo sobresaltó un grito muy risueño, proveniente de su mejor amigo y rival.
-¡Eh, chicos, mirad! ¡He encontrado un lugar secreto!
Riku se desperezó para desentumecer sus músculos y se incorporó, corriendo hacia Sora. Allí ya estaban Kairi, Selphie, Tidus y Wakka. Riku vio pedazos de hiedra arrancadas en el suelo y supuso que Sora había hecho hueco tras esas plantas hasta encontrar una pequeña cueva ahora visible.
-¡Guau! ¡Como mola!-exclamó Tidus mientras se agachaba para ver mejor la cueva. Sora se rascó la nuca con una sonrisa satisfecha.
-¿Podemos entrar a verla? ¿Podemos? ¿Podemos?-preguntaba una pequeña Selphie entusiasmada dando saltitos.
-¡No! ¡Aquí solo puede entrar Kairi!-Sora se puso colorado de repente y puso cara de enfado, cruzando los brazos sobre su pecho. Kairi también se sonrojó.
-Gracias, Sora, pero ellos también podrían entrar, ¿no?
-¡No! Quiero... quiero enseñártela a ti.-susurró avergonzado el castaño agachando la cabeza (N/A: Vale, sonó malpensado, ¿y qué? xD).
Selphie hizo un puchero y se fue llorando, Tidus le sacó la lengua a Sora y Wakka dijo “¡Eres un pelmazo, tío!”. Riku no hizo nada, le miró directamente a los ojos a su amigo.
-¿Y a mí no me dejas entrar?
Sora negó con la cabeza, sin atreverse a mirarle, y entró seguida de Kairi. A Riku le empezaron a escocer los ojos y a formársele una especie de capa de cemento en la garganta que le dolía. Se dio la vuelta ofendido reprimiendo las lágrimas, sin estar muy seguro de que estaba celoso de Sora... o de Kairi.
...8 años después...
Nuestros jóvenes protagonistas, Sora, Riku y Kairi, conversaban sobre la aventura que les esperaba, sentados encima de una palmera, Riku se quedó en tierra, cruzado de brazos.
-Me voy a dormir.-dijo Kairi mientras bajaba de la palmera.-Vosotros también deberíais hacer lo mismo, ¡mañana nos espera un gran día!
-Tranquila. ¡Tengo energía suficiente para aguantar 48 horas sin dormir!-gritó Sora mientras levantaba los brazos al aire entusiasmado por la idea de que, al día siguiente, explorarían nuevos mundos. Riku lo observó con gesto indiferente.
-Deja de hacer tonterías, si te caes y te rompes la cabeza tendríamos que ir Kairi y yo solos en el viaje y tú no podrías venir.-sonrió con malicia el mayor; le encantaba hacer de rabiar al castaño. Sora infló los mofletes, enojado.
-¡Tú no vas a ir solo con Kairi a ninguna parte, chuloplaya!-gritó sentándose de espaldas a él, ofendido, y cruzando los brazos. Kairi se sonrojó, aunque en su fuero interno le encantaba que se pelearan por ella, hacía como que les molestaba. Lo que no sabía es que Riku no peleaba por ella precisamente.
Hacía unos años que Riku se había dado cuenta de sus verdaderos sentimientos, asombrándose verdaderamente. Amaba a su mejor amigo y rival: Sora. Es por eso que le molestaba que fuese tan posesivo con Kairi. Hacía unos minutos le había agradecido a la pelirroja el que apareciese por ese mundo, porque si jamás hubiera aterrizado en aquella lluvia de estrellas en Islas del Destino, nunca hubieran tenido curiosidad por otros mundos y no hubieran tenido la idea de explorarlos, le dijo todo eso del tirón solo para ver como reaccionaba Sora, pero se puso de muy malhumor cuando vio que el ojiazul le echaba una mirada desafiante, hundiendo en la miseria a Riku; con eso se había dado cuenta finalmente de que Sora de verdad quería a Kairi.
-Chicos, no empecéis otra vez. Bueno, me voy a dormir ¡Sayo!
-¡Ja ne, Kairi-chan!-dijo ruborizado Sora agitando la mano. Kairi le respondió con una sonrisa. Algo dentro de Riku le decía a gritos que se tirase a Kairi y la despedazase con sus propias manos. Cuando Kairi estaba lo suficientemente lejos como para no escucharles descruzó los brazos y se rió forzosamente.
-¿Desde cuando eres tan gay que llamas a Kairi “Kairi-chan”?
Sora percibió que la voz de Riku tenía un tono de ira que le asustó, por lo que se puso tenso y se miró las uñas para no tener que verle la cara.
-¿Y a ti que te importa? Además, ¡Yo no soy gay!-chilló Sora lanzándole una mirada penetrante. Sus ojos se mantuvieron en contacto durante mucho rato, verde contra azul. En otras circunstancias Riku se habría alegrado de poder tener contacto visual con Sora, pues le encantaban aquellos ojos color zafiro, pero ahora se sentía como una mierda, porque podía leer en esos ojos que Sora lo odiaba, lo odiaba porque creía que a él le gustaba Kairi, lo cual no era cierto, si supiera...
-Bueno...-dijo Riku mirando el atardecer para evitar la mirada de su amigo.-Ahora supongo que harás un montón de cursiladas típicas de los enamorados como compartir un Paopu con ella, ¿no?
El ojiverde pensó que Sora iba a enfadarse y tirarse a su cuello, pero no fue así. El castaño abrió mucho los ojos y agachó la cabeza, tiñéndose sus mejillas de un lindo carmín mientras juntaba los dedos índices de cada mano con una sonrisa avergonzada en la cara (N/A: ¡Kawaii! *-*).
-En realidad… pensaba… bueno… ya que mañana zarpábamos pues podía… cof cof… compartir un paopu con Kairi…
Sora se atrevió a mirarle tímidamente. Riku estaba en estado de shock y lo único que se le ocurrió hacer fue tirarse sobre Sora para… pegarle en la cara.
Sora se puso a horcajadas encima de él y le devolvió los golpes y viceversa. Así estuvieron un buen rato hasta que Riku cesó, dándose cuenta de que estaba desatando su rabia contra el que menos debía. Detuvo su puño en el aire y le sobrecogió ver a Sora cerrando fuertemente los ojos, preparado para el golpe, con un hilillo de sangre cayendo por su mejilla y un ojo hinchado. Se levantó y Sora le miró extrañado.
-Lo siento…-susurró tan bajo Riku que apenas pudo escucharlo Sora. El castaño se puso de pie señalándolo acusadoramente.
-¿Lo siento? ¿Primero me das de hostias y ahora me dices “lo siento”? ¡Estás loco! ¡Y a ver si te enteras de que no me gusta Kairi! ¡Me gusta… otra!
Y se fue corriendo, dejando a Riku con una mano delante y otra detrás. “Me gusta otra… me gusta otra… me gusta otra…”. Sora lo había dicho bien claro, le gustaba OTRA, lo cual afirmaba lo evidente: no era gay, por lo tanto no tenía ninguna posibilidad de que Sora se enamorase de él. Se fue enfadado, pero no con Sora, ni con Kairi, ni con aquella “otra”, sino con él mismo. Cuando se dio cuenta estaba dentro del famoso lugar secreto, donde nunca él pudo entrar. Vio una puerta de madera, pero eso fue lo que menos le llamó la atención. A su derecha había un dibujo… estaban Sora y Kairi… y Sora le tendía un Paopu a la pelirroja, seguramente ese dibujo lo hicieron aquel día hace 8 años... Dio un fuerte puñetazo al dibujo, haciéndose daño en los nudillos. ¿A qué coño estaba jugando Sora? Se sentó en el suelo de aquella húmeda cueva y se puso a meditar, mirando hacia arriba, con lágrimas cayéndole de los ojos. No se dio cuenta de que alguien le estaba observando en ese momento…
-Sufriendo por amor, ¿verdad?
De un bote el joven se puso en pie e imitó una pose de defensa. Miró hacia todas partes pero no logró ver nada, estaba sumida en la oscuridad…
-Temes que Sora te abandone, ¿cierto?-dijo con voz enérgica una voz femenina.-Yo te puedo enseñar el camino a la oscuridad, y hacer que te alejes de tu luz, y no tengas que preocuparte más por ella....
-¡Pero yo no quiero alejarme de ella!-gritó Riku. De repente la oscuridad se disipó y apareció en la isleta donde momentos antes estaban conversando él y Sora..
-En realidad… pensaba… bueno… ya que mañana zarpábamos pues podía… cof cof… compartir un paopu con Kairi…-Veía la escena en tercera persona y a espaldas de ellos, pero vio perfectamente como Sora se sonrojaba y agachaba la cabeza.
-“Pero dijo que a él no le gustaba Kairi…”-pensó Riku. La misma voz femenina le habló nuevamente.
-“¿Acaso no te diste cuenta, pequeño, de que era una treta? Él quería que le dejases en paz y por eso se inventó que había otra persona que le gustaba.”
A Riku se le encogió el corazón mientras veía desaparecer al Riku y al Sora de la ilusión. Oscuridad. Solo oscuridad envolvía su cuerpo. Una mujer vestida de negro que se hacía llamar Maléfica se apareció delante de él, dedicándole una macabra sonrisa.
-Entonces… ¿qué me dices? ¿Aceptas?
Le tendió una pálida mano. Riku la miró, dudoso. ¿Merecía la pena seguir en aquel mundo mintiéndose si no tenía su luz?
-Acepto.-decidió Riku, y fue a estrecharle la mano, pero la mujer desapareció. Cuando estaba empezando a arrepentirse escuchó un “¡Riku!” a lo lejos. Se dio la vuelta… y allí estaba él, su mejor amigo, su rival, su luz…
-¡Riku! ¿Por qué te envuelve toda esta cosa negra? ¡¿Riku?!-chillaba desesperado el castaño alcanzándolo, pero la oscuridad también lo envolvió a él. Riku le tendió la mano, pero no hizo esfuerzos de querer llevárselo con él, no quería que Sora viviese también aquel infierno …
Negro. Ya solo veía negro, lo último que vio fue la cara asustada de Sora, y lo último que escuchó fue:
“¡Riku! ¡No te vayas! ¡Te ne…!”
¿Te ne qué?
Riku no se arrepintió de su decisión, para nada.
Lo único que nunca se perdonaría…
Es de no estar consciente para escuchar la frase entera.
…1 año después…
P.o.V. Riku
Me dolía la pierna y tenía los músculos entumecidos. No quería preocupar a Sora y no le dije nada, me dolía horrores, pero no podía quejarme; Sora me llevaba y le tenía peligrosamente cerca, permitiéndome saborear su aroma. Huele a chocolate.
Nos paramos a sentarnos en la orilla de aquella siniestra isla que, supuestamente, era el espectro de nuestra hermosa “Islas del Destino”. Sora suspiró.
-Bueno… ya estamos aquí.-dijo secamente. Estaba igual de nervioso que yo; desde que me tragó la oscuridad no pudimos hablar tranquilamente, y ahora estamos los dos. SOLOS. No estaban ni Kairi, ni el rey Mickey, ni Goofy, ni Donald, nadie… lo cual me ponía más nervioso de lo que estaba.
-Sí… parece ser que estamos atrapados aquí eternamente.-yo y mi humor negro.
-Bueno…-dijo acariciando aquella áspera arena imitando a la de nuestra playa.-No será tan duro si…-se calló de repente y dejó de acariciar la arena. Lo noté al instante, había metido la pata, pero tenía curiosidad por aquel misterioso tono rosado que habían adquirido sus mejillas.
-¿No será tan duro si qué?-repetí en modo de pregunta. Miró hacia otro lado, nervioso. No pude evitarlo, hacía tantos años que no sonreía sinceramente… el misterio de la última frase dicha por Sora que había escuchado un año atrás (¡Riku! ¡No te vayas! ¡Te ne…!) me había tenido en vilo todo este tiempo. Sora seguía sin hablar.-¿Y..?-le apremié.-Vamos, Sora, no tengo todo el día…
-Bueno… yo solo… esto… solo decía que… no sería tan duro vivir eternamente aquí si… bueno… si estabas… si estabas tú aquí… como eres mi amigo y tal…
Sin darme cuenta ya estaba a 10 centímetros del rostro de MI adorable Sora. No sé que cara tendría yo en ese momento, pero se sonrojó aún más y desvió la mirada. Posé mi dedo índice en su mentón y le obligué a mirarme.
-¿Estás diciéndome que soy la persona más importante para ti?-pregunté casi en un susurro. Sabía que no había nadie a los alrededores para escucharlo, pero yo me sentía tan feliz que me lo tomaba como algo confidencial, y así era, ¿o no?
-Bueno…-tragó saliva, intentando esquivar mis ojos, lo cual ya era difícil, pues estábamos a tan solo 2 centímetros.-Sí... algo así… pero…
Sus palabras quedaron ahogadas en mis labios.
Juro por encima de mi cadáver que, aunque viviese mil años y aunque fuese el sabio más grande del universo, nunca encontraría palabras para describir como me sentí en aquel momento, y mejor me sentí cuando, en un intento de profundizar en su boca. Sora se alejó 5 centímetros de mí para dedicarme una sonrisa juguetona, abrazarse a mi cuello y volver a besarme, pero esta vez con más intensidad. Le abracé por la cintura y le empujé para quedar encima de él, intentando no aplastarle con mi peso. Aquel sabor… sabe mejor que huele. Una mezcla entre chocolate, fresa y un sabor muy dulce… dejémoslo en que era el mejor postre que había tomado en mi vida. Como somos humanos tuvimos que separarnos para coger aire. Aproveché para hacerle unas cuantas preguntas que llevaba tiempo queriéndole hacer.
-Sora…-me miró tímidamente.-¿Recuerdas que, el año pasado, me dijiste que te gustaba “otra” que no era Kairi?-miró hacia otro lado, mordiéndose el labio inferior.-Me gustaría saber quien es.-más que una petición era una orden. Apretó mi nuca, como temiendo que de un momento a otro me fuese.
-En realidad… yo…-se calló.
-Desembucha.
-No me gustaba ninguna… ni Kairi, ni Selphie… ninguna. Me… me gustabas tú, pero tenía miedo de que me rechazaras, por eso me portaba tan empalagoso con Kairi, tenía miedo a que te asquearas porque me gustaba un chico, y encima eras tú, por eso intenté en vano enamorarme de Kairi… pero no pude.-su tono de voz iba bajando conforme contaba la historia, así que yo tenía que acercarme más para escucharle. Al final nuestros labios quedaron a 5 milímetros, ni una más ni uno menos.
-Ajá.-dije indiferente.-¿Y qué es lo que intentabas decirme el día que me sumí en la oscuridad?
Arrugó el entrecejo intentando acordarse
-Te ne…
-¡Ah, sí!-se puso más colorado aún.-Bueno… yo… considero que tú eres mi luz… por eso te necesitaba… y si tú no estabas pues…-le callé con un casto beso en los labios. Cerré los ojos, disfrutándolo.
-Tú también eres mi luz, y maldigo el día en el que me convencieron para sumirme en la oscuridad. Te... te quiero, Sora.
Sora sonrió con dulzura y me abrazó.
-Yo también, Riku, yo también.
Se abrió una puerta hacia nuestro mundo. La miré con rencor. ¡Quien era ella para interrumpirme en pleno proceso!
-¿Qué me dices, Riku? ¿Vamos hacia la luz… juntos?
Me lo comí con la mirada.
-Sí… juntos.
Fin